Improvisación, ritmo y emoción se vivieron el pasado martes 16 de septiembre en el auditorio de la Fundación Batuta Caldas, durante una noche que superó todas las expectativas. Bajo la dirección musical de la Milestones Big Band y con la participación especial del saxofonista manizaleño Ricardo Narváez, el jazz fue el protagonista de una experiencia que combinó disfrute, aprendizaje y celebración colectiva.
La Fundación Batuta Caldas convocó a padres de familia, docentes, colaboradores y aliados a este evento especial, donde la música se convirtió en puente, en memoria y en expresión viva de comunidad. El auditorio se llenó por completo, y la respuesta del público fue cálida, entusiasta y profundamente agradecida.
La Milestones Big Band interpretó un repertorio universal que recorrió las obras de grandes maestros como Bob Mintzer, Dizzy Gillespie, Steven Feifke y Roy Hargrove, entre otros. Cada pieza fue cuidadosamente seleccionada para resaltar la riqueza del jazz y su capacidad de diálogo entre generaciones.
Diego Oyola, baterista de la agrupación, lo resumió con entusiasmo: “El jazz nos permite contar historias sin palabras. Cada golpe, cada pausa, cada improvisación es una forma de decir ‘aquí estamos’, de compartir lo que sentimos. Este concierto fue una invitación a escuchar con el corazón.”
Por su parte, William Aguilar, director musical de las comunas y referente en procesos formativos de Batuta Caldas, destacó el valor pedagógico y comunitario del encuentro: “Este tipo de conciertos fortalecen el tejido social. La música no solo forma, también transforma. Ver a las familias, los estudiantes y los aliados vibrar con el jazz fue una experiencia de conexión y pertenencia.”
La preparación fue meticulosa. Ensayos que se convirtieron en espacios de aprendizaje, arreglos ajustados al talento de cada intérprete, y una curaduría que reflejó la diversidad y riqueza del jazz como lenguaje universal. Los músicos expresaron su satisfacción por la calidad de la presentación y la energía del público, que acompañó cada obra con atención y emoción.
Fue, sin duda, una noche para disfrutar con lo mejor del jazz y su magia transformadora. Porque en Batuta Caldas, cada concierto es una oportunidad para fortalecer vínculos, reconocer talentos y compartir el poder de la música como herramienta de transformación social.
